jueves, 15 de diciembre de 2011

De Bonaparte a Bergman

Cuando el bonapartismo caracteriza el ejercicio del poder y los intereses personales se convierten en razón de estado, cuando las instituciones que sostienen un sistema democrático son socavadas ante la indiferencia de una sociedad embriagada de consumismo y que poco a poco va perdiendo la capacidad de discernir entre lo banal y lo profundo, entre la realidad y el relato, cuando se instala un manejo de la información sesgado y doloso donde la verdad se sacrifica en aras de la militancia, cuando la historia se transforma en campo de batalla de una pugna ideológica anacrónica, se vuelve entonces evidente, cómo ante el silencio cómplice de la mayoría, se gesta el huevo de la serpiente.
Claudio Brunori

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