jueves, 10 de febrero de 2011

Psicosis

“Pese a que a algunos les moleste el término que utilizó nuestro ministro de Economía, hay dispersión, hay muchísima distorsión y aprovechamiento también de estas situaciones”, sostuvo la Presidenta en defensa de su ministro, muy criticado por instar a la gente a que camine y “que busque” los mejores precios en los distintos comercios.

Estas expresiones de la Sra. Fernández han sido reproducidas por todos los medios de prensa.
De ellas se desprende que no hay por lo tanto inflación, sino una mera distorsión de precios.
Casi de inmediato al leerlas surgen algunos interrogantes, por ejemplo, ¿Es normal que un gobernante insulte la inteligencia de la población? ¿Es normal para un gobernante mentir descaradamente? ¿Tal comportamiento no conlleva un monumental cinismo o una lamentable psicosis?
Cinismo ha demostrado en varias oportunidades la Sra. Presidente, no es esto una novedad, pero la contumacia desplegada últimamente para negar hechos evidentes de la realidad cotidiana resulta rayana en lo psicótico.
Aclarando que está oscureciendo, clásicamente se consideran psicosis a un grupo heterogéneo de trastornos mentales que se caracterizan por la fragmentación del mundo psíquico y la pérdida de contacto con la realidad, es decir, el individuo no puede diferenciar entre sus fantasías y la realidad o entre sus miedos internos y las amenazas reales del entorno.
Como decíamos al tratar el tema de las sectas en una nota anterior, cuando “El contacto de los líderes con la realidad se diluye haciéndose progresivamente menos consistente, ensimismándose en un mundo ficcional cada vez más lejano a las condiciones reales del contexto” resulta casi imposible albergar esperanzas de cambio o rectificación del rumbo. Y entonces surge otra pregunta, otra lacerante interpelación a nuestra conciencia, ¿Cómo llegamos a esto?
Claudio Brunori

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