viernes, 26 de noviembre de 2010

Conductas naturales

Todorov sostiene en una frase (que leí hace mucho y espero citar lo más exacta posible), que negar a los hombres la capacidad de sustraerse a la influencia de su origen o medio, es privarlos de su humanidad.
Sabemos que en la construcción de un discurso se puede apuntar a consolidar la configuración social existente o por el contrario, a realizar una impugnación dialéctica que fuerce a una reconstrucción permanente de lo social.
Cuando la dinámica de una sociedad se estratifica, surge y se instala el relato de lo habitual, la “normalidad” que pasa a definir al colectivo.
“Todos lo hacen”, “siempre fue más o menos así”, “es lo normal”, son las excusas que suelen esgrimir muchas personas desde la inocencia o la mala fe, para ignorar, naturalizar o repetir conductas reprobables, mucho es lo que se argumenta para justificar tales conductas, se apela a la idiosincrasia, a la condición estructural, a la inherencia al sistema, etc.
Así se instala esa Doxa, esa opinión corriente, de sentido repetido que acepta lo inaceptable, naturaliza lo antinatural, deshumaniza lo humano.
Bourdieu diría que tales conductas no son fruto de un cálculo consciente, que esta illusio que percibe el orden instituido como natural, de sentido común, es una relación de creencias producto de la violencia simbólica.
Pero también ha dicho que sólo la crítica histórica, el arma capital de la introspección, puede liberar el pensamiento de las imposiciones que se ejercen sobre él, cuando, dejándose llevar por las rutinas del autómata, trata como si fueran cosas unas construcciones históricas cosificadas.
En el plano de lo cotidiano, la responsabilidad moral individual es ineludible, siempre existe, y aun cuando parezca ser que algunos pueden eludirlas, nuestras elecciones tienen siempre consecuencias, de lo contrario no tendría sentido la existencia de normas, de leyes, de un contrato social en definitiva que confiere sentido a la constitución de una comunidad organizada, entendida esta como aquella en la que se dan los siguientes supuestos: un hombre es libre sólo en una comunidad libre; tiene incidencia real en la vida de sociedad en la medida en que está organizado; y se halla en condiciones de acceder a una vida digna en tanto que logra establecer una justicia social distributiva.
Claudio Brunori

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