viernes, 19 de noviembre de 2010

El pago al Club de París y el falso crecimiento

La república vive una saturación y un bombardeo de supuesta “información” a la que es cotidianamente sometido. Mucha de esta saturación, es una creación, una técnica de comunicación mediante la cual, desde el mismo poder, desde el Estado, se busca convencer a importantes sectores de la población de que algo ocurrió, está ocurriendo, u ocurrirá, sin que esto se verifique. Es la consabida “construcción del relato”.

¿Qué es la cuenta del Club de París? (una estafa ya varias veces pagada).
Comenzó en mayo de 1956. Los gobiernos acreedores se reunieron y acordaron renegociar la deuda argentina, que entonces sumaba U$S 500 millones.
Entre 1985 y 1992 la deuda pasó de U$S 5.500 millones a U$S 9.000 millones por los intereses impagos. En ese período hubo otras cinco rondas de negociaciones. La deuda aumentó en U$S 2.000 millones, más la revaluación de las monedas europeas.
Durante 10 años, la Argentina pagó unos U$S 9.000 millones, de los cuales U$S 3.200 millones fueron intereses con plata de otros acreedores. El país siguió pagando hasta el 2001, cuando la historia cambió. El 23 de diciembre, en medio de una severa crisis, el país declara el cese de pagos de su deuda soberana. Por el anuncio del entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá, la Argentina dejó de pagar también al Club de París.
En 2001, el país le debía unos U$S 1.879 millones a ese grupo acreedor. Cuatro años después, esa deuda trepó a U$S 2.585 millones, por los intereses no pagados y la revaluación del euro y el yen. Por préstamos otorgados de país a país, la deuda bilateral, incluyendo a España, subió de U$S 2.597 millones a U$S 3.861 millones. De esa manera, el pasivo con el Club de París ascendió a U$S 6.450 millones. Como dice el ex diputado Mario Cafiero, la deuda con el Club de París es una verdadera estafa.

El “relato”
Desde el año 2008 el gobierno de Cristina Fernández viene anunciando la cancelación del pago. El lector creerá que, como antecedente, exigirá se aclare porqué los pagos anteriores fueron excesivamente superiores a los préstamos, pero no: la obsesión del gobierno es el “no-control” de las variables económicas argentinas, las que son claramente falsificadas a través de la intervención del organismo público encargado de tales menesteres, el INDEC, que a la postre, durante su intervención, ha logrado uno de los principales objetivos del gobierno: falsear los datos de la inflación, a fin de poder emitir más dinero, realizar gastos fuera del presupuesto, lograr devaluar las rentas, salvo las del mismo Estado, que se mantienen precisamente porque los impuestos de alto impacto recaudatorio (como el IVA) están enganchados con la inflación REAL y no con la inflación mentida.
En concreto: a los proveedores y a los empleados públicos de cualquier pelambre se le ajusta con el índice “Itzcovich” (o sea la inflación trucha) y el Estado, al mismo tiempo, nos cobra el IVA al 21% sobre la inflación real que nos destroza los bolsillos. Plin caja, negocio redondo.
Otro de los cuentos del Relato son las verdaderas intenciones del gobierno de Cristina Kirchner. En realidad, el cuento del “pago” es vidrio para que mastiquen los “giles”: no existirá tal pago, solo será un cambio electrónico de “figuritas” ¿Qué es esto? En realidad, lo que busca el gobierno es salir del default pagando (en una o dos veces) la deuda con el Club de París y, al mismo tiempo, recibir dichos créditos instantáneamente, dado la gran liquidez existente a nivel mundial.
Hoy, por imposición de los EEUU, existe una inundación de dinero a nivel global, sumado ello a la tracción que realiza China a través de compras nunca soñadas por los países proveedores de materias primas (siempre acostumbrados a tener que aceptar transferencia de tecnología en vez de plata por sus commodities). O sea, la situación cambió (y para bien) para todo el tercer mundo.
En este mundo positiva y extrañamente cambiante, elegimos bajarnos… así somos los argentinos. El mundo imperialista que funcionó hasta los ´90, (norte-sur) funcionaba a través precisamente del neo-liberalismo, de forma tal que los pobres del sur le mandábamos vacas y trigo (los chilenos cobre, Bolivia estaño, y así sucesivamente) al norte, luego los norteamericanos y europeos rescataban sus recursos a través de la transferencia de tecnología (siempre de segunda) que nos mandaban en diversas formas.
En consecuencia la situación y relación de dependencia, el “no desarrollo” confirmaba la teoría de Cardozo de la dependencia, el tractor de la historia (el primer mundo) nunca nos traccionaría. No contábamos con mercado de capitales suficientes. No teníamos amplias capas de consumo o no las sabíamos formar; La formación de mercados liberados ha generado mercados fuertes en los países de manera horizontal (léase BRIC y otros) los países ahorran grandes sumas de reservas, y se cuidan de no recibir capitales especulativos, los “grandes” como Rusia, China, India y Brasil lograron crecimiento en pos del desarrollo.
¿Qué papel juega la Argentina en todo esto? Muy modesto, un proveedor de algunas materias primas, aceites de soja y girasol, petróleo y algunos derivados, y poca cosa más, (automóviles fundamentalmente) siempre bajo la tutela de Brasil, siendo un socio “menor” de quien ahora, pretende colocarse en quien nos trasfiere tecnología de segunda.
Cuando viaje en un avión “tucano” de 90 plazas en un vuelo de cabotaje de “Aerolíneas Argentinas recordará estas líneas...
A diferencia de los países emergentes líderes, desde una inocultable marginalidad, Argentina, a través de su gobierno, pretende seguir ocultando su subdesarrollo y postergación, bajo el paraguas del “crecimiento”.
¿Qué es el crecimiento? ¿Qué es el desarrollo? ¿Cómo se logra el desarrollo y porqué si crecemos seguimos tan mal y con un pueblo mal pagado, jubilados postergados, niños sin escuelas y trabajo en negro con salarios de hambre? Veamos: el llamado “Crecimiento económico” es la expansión de la economía de un país (cambio cuantitativo). Así hubo “crecimiento” en los ´90, mientras el país se remataba, y los argentinos pasaban de ser obreros metalúrgicos a remiseros, sin escalas.
El llamado “Desarrollo económico” es un cambio cualitativo y de reestructuración de la economía de un país en relación con el progreso tecnológico y social (lo que acá no se verifica).
El Desarrollo sostenible es el que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades, o sea, sin destruir los glaciares, los acuíferos, la tierra glifosada de la soja, los recursos ictícolas, las especies animales y minerales, las aguas, los aires, y los bosques. O sea, todo lo que el “mal crecimiento” de la Argentina K está destruyendo.
El desarrollo se logra solo con una clase especial de crecimiento que asegura a un país crecer constantemente y a través del autoimpulso de su economía (un país liberado de intereses foráneos, capitales extranjeros, o consumos de neo-potencias asiáticas).
El crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente, para el desarrollo.
Los indicadores convencionales de crecimiento mediante el PIB son insuficientes para medir el desarrollo: no se considera el uso que se hace del incremento productivo registrado, ni la distribución del ingreso, ni las políticas sociales encargadas de enfrentar la pobreza y el atraso.
El desarrollo económico solo puede lograrse mediante el crecimiento armónico y proporcional de los sectores de la economía nacional. Debe ser un proceso de crecimiento balanceado (federal) y auto sostenido de la economía que asegure las transformaciones de la estructura económica y social capaces de garantizar la satisfacción creciente y estable de las necesidades materiales y espirituales de la colectividad humana en cuestión.
No hay desarrollo sin ciertos niveles de industrialización: no puede haber desarrollo económico sin un crecimiento simultáneo —y dentro de ciertos niveles— de las diversas ramas productivas. Por otra parte, se deben romper las relaciones de explotación de unas clases sociales por otras y rescatar los recursos básicos del patrimonio nacional. Solo con un pueblo dueño de su propio destino puede encararse la tarea de lograr un desarrollo económico-social acelerado, que reduzca la enorme brecha que separa a nuestro país de las economías desarrolladas. Llegado el momento de hacerse realidad el famoso “pago” al Club de París, cuando los argentinos se enteren que el mismo es vuelto a tomar y encima, para concluir con obras que se anunciaron y nunca se ejecutaron, nos daremos cuenta (aunque nos hayan advertido) y deberemos hacernos “cargo”.
En concreto, la Argentina mostrará “crecimiento”, pero no “desarrollo”. Cristina Fernández mostrará índices para intentar ganar las elección del 2010, pero la Argentina seguirá tanto o más endeudada que en el default. En la memoria de los argentinos “relatados” quedará un recuerdo falso, el de que el país se desendeuda y eso no será cierto.

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