jueves, 11 de agosto de 2011

Sportivo Desamparados

El Sportivo Desamparados es un club fundado hace casi cien años en una iglesia de San Juan, en recuerdo de la Virgen de los Desamparados, patrona de la Valencia mediterránea y protectora contra la peste negra, allá por la Edad Media.

Nosotros, que también padecimos y padecemos otras pestes negras, venimos siendo desamparados una y otra vez. Cuando digo desamparo digo fraude.

Pero no incluyo allí a la vituperada "oposición". Entre los candidatos a disposición del votante en las primarias del domingo, hay por lo menos dos políticos que tienen mi estima.

A Elisa Carrió, aunque sus lenguajes o gestualidad sean polémicos, nadie le puede negar el coraje político y humano, y la coherencia con la que ha ejercido la crítica ética sin claudicar nunca ante el poder. Hermes Binner acredita una buena gestión en Santa Fe y puede decir con orgullo que se sometió a todas las reglas del juego democrático constitucional para que su candidatura fuera viable. Afrontó una contienda interna y salió con la cara morada por los sopapos, pero con la dignidad intacta.

No me defrauda/desampara Hermes Binner porque su partido, al igual que la CTA, fundada por Víctor De Gennaro, fue una de las pocas instituciones políticas o sindicales que legitimaron a sus representantes con el voto. Hermes Binner aceptó someterse al ritual de las primarias. Y salió de esa liza con la cara amoratada de los sopapos recibidos, pero con la dignidad en alto. ¿Es mucho pedir que Binner y Carrió entablen un diálogo maduro tras el 14 de agosto, pues habitan el mismo espacio, que puede ser potenciado? Hay esperanza.

Por eso al escribir hoy me acuerdo una y otra vez del equipito sanjuanino: el Sportivo Desamparados, que va camino a ser nuestro equipo. No cesan las pestes negras, aunque ya no estemos en la Edad Media.

En Jujuy, el Estado nos desampara a todos. ¿No hay otra manera de manejar la tragedia de los sin techo que meter bala? Sólo matar y matar? El Gobierno y sus voceros culpan a la policía. ¡A la policía! ¡Cómo si este gobierno no estuviera hace ocho años al mando de todas las policías del país!

Me desamparan/defraudan los dirigentes del fútbol, con su sempiterno gangsterismo y su sociedad con el poder de turno, que ha convertido al fútbol televisado en una orgía de propaganda oficialista. Paradójicamente, lo que menos me defraudó fueron los jugadores de la selección que en la Copa América hicieron algunos buenos partidos y perdieron por puro azar, ante Uruguay, una gran selección luego campeona. Quizá por ello esos dirigentes corruptos e ineficaces echaron al técnico cuando ellos debieron ser los expulsados.

Me desamparó/defraudó Fernando Solanas, que tras haber exigido en tono estentóreo a Hermes Binner que se plegara al proyecto del Frente Progresista, luego, cuando Binner lo hizo tras atravesar unas difíciles internas, él, Solanas, pegó el portazo alegando que no le habían dado representación en las listas. El narcisismo es un camino ciego.

No me desampara/defrauda Ricardo Alfonsín, porque lo conozco y sé cuáles son sus límites. Sé que puede despertar esperanza. En este caso no se trata de desamparo/defraudación, sí de una suerte de tristeza, quizá asociada a mi edad. Ver a Ricardo Alfonsín mimando a su padre no puede apasionar a quien vivió intensamente aquel proceso, pues la repetición casi mecánica del pasado es melancolía. Respeto el ritual animista de Alfonsín hijo, pero no puedo aportar mi entusiasmo.

No me desampara/defrauda Eduardo Duhalde, porque, a él como a Ricardo Alfonsín, lo he conocido mucho, desde los tiempos en que fue la columna de Menem, luego su mano derecha, luego su delfín y finalmente su rival, y desde los tiempos, en 2003, en que llamó a elecciones -eso lo honra-, pero, trascartón, ungió a Kirchner metiéndolo por su pura voluntad en nuestra vida. Aprecio la actual opción de Duhalde por el diálogo, pero el entusiasmo es imposible cuando se tiene una mirada crítica sobre estos años pasados de una Argentina sin rumbo.

Me defrauda Schoklender, a quien alguna vez vi como un hombre que rehace su vida tras una tragedia devastadora, epopeya que al final prostituyó. Me defrauda Zaffaroni, de quien estimo sus escritos criminalistas y a quien auguramos larga vida en su magistratura, pero del que no se puede comprender la blandura para consentir un entorno tan borroso. ¿Nadie le dirá a Zaffaroni que no es creíble su aire de genio distraído a cuya sombra se cometen tropelías, mientras él duerme el limbo de las grandes ideas? ¿Es tan difícil en este país ser una persona pública sin dejar de ser normal, mínimamente austero, no un santo ni un héroe, simplemente un hombre cualquiera? ¿Nunca se preguntó Zaffaroni por qué el alquiler de uno de sus tantos departamentos, uno que sólo mide veinte metros cuadrados, el mismo inmueble que a cualquier inversionista hijo de vecino le produciría a lo sumo 1500 pesos mensuales de renta, a él le reportaba 1500 dólares? ¿No se le pasó por la cabeza al gran pensador que esta regalía sólo tenía una explicación: que su casa era un burdel?

Estoy cansado, defraudado, ¿desamparado?, por el gesto agrio de la Presidenta, por su espíritu de facción, por su prédica vituperante. Sus seguidores la animan con un "no afloje, Presi", y atizan todas las formas de antagonismo. Califican a la crítica como prédica destituyente y demonizan a los "medios hegemónicos", cuando nadie la ha querido nunca destituir, y ellos gozan de otra hegemonía mediática que no tiene que envidiar a nadie, pues se compone de espacios televisivos, radiales, gráficos, editoriales, de la totalidad del crédito cinematográfico, todo ello alimentado generosamente por el poder que renta a múltiples comisarios culturales.

Así les va. El espíritu de facción que alienta el gobierno nacional fue derrotado en la Capital Federal y en Santa Fe, mientras que en Córdoba, donde el oficialismo nacional ni siquiera pudo presentarse, el triunfador De la Sota hizo mil gambetas para eludir todo contacto con la Presidenta. La sociedad se está expresando como puede y a través de quien puede.

¿Es mucho pedir -vuelvo a la idea- que las dos voces intransigentes, Binner y Carrió, indemnes ambas de los desastres argentinos, entablen un diálogo multiplicador después del 14 de agosto? Espero que tal espacio madure para contribuir a un aldabonazo en octubre.

¿Por qué Macri se vanagloria tanto de la carrada de votos que sacó? ¿Toma en cuenta la importancia que tuvo el voto castigo de los porteños ante el amagado zarpazo antiautonómico de la Rosada? Si Macri se hubiera presentado a una contienda desprovista de ese contexto, otro gallo cantaría. Hay quejas a sus más que modestas performances gestionadoras. De todas maneras, en este tema, me desamparan/defraudan los que se asquean ante el diferente a ellos, esos nerviosos que anatematizan desde un limbo de superioridad intelectual. ¿Qué es mejor, la Mona alquilada por De la Sota o Fito, que siente asco por la mano de la que acepta suculentos contratos?

Así estamos. Este año hincharé por el Racing Club de Avellaneda porque nadie puede contrariar su estirpe. Para gloria o desgracia, la mía fue inscripta para siempre en Colón y Alsina, Avellaneda. Aunque también hincharé un poco por el Argentinos Juniors de Pedro Troglio, ese Sísifo futbolero que cada año tiene que empezar de nuevo -le venden los mejores jugadores- a fuerza de modestia y talento argentinos. Y por el Sportivo Desamparados, el sanjuanino bravo, en el Nacional B, porque su nombre se va convirtiendo en el símbolo de muchos de nosotros.
Alvaro Abos

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