lunes, 10 de mayo de 2010

Economía social y dignidad humana

En una sociedad cuya economía pone el centro en la condición humana, orientando el desarrollo hacia la realización plena de las necesidades de sus miembros, la economía social desempeña un rol central.
En la economía social el fin no es el lucro, aunque esto no significa que no esté presente. Entonces, si no es el lucro la finalidad ¿dónde está puesto el fin? El fin está puesto en la persona, en el emprendedor.
Este sería, simplificando, el planteo de una sociedad inclusiva, que se observa en los emprendimientos sociales que si bien no tienen la magnitud económica de las unidades de producción típicas del capitalismo, tienen una magnitud social que va más allá de la misma decisión de los emprendedores, en tanto no hacen eso para enriquecerse ya no hay un proyecto de acumulación económica, hay un proyecto de dignidad de la persona en respuesta a interrogantes básicos: ¿cómo hago para darle de comer a mis hijos? , ¿cómo hago para vestirlos?, ¿cómo hago para educarlos?
Es esto lo que se propone el emprendedor.
Ahora, por otro lado, otra parte de la economía social, que son las cooperativas y mutuales constituidas en el país, que tienen historia y tienen identidad regional, le suman la otra pata estratégica a la pretensión de disputarle los espacios posibles a una economía de mercado que pone la centralidad en el lucro.
La construcción de una economía centrada en las personas lleva a trabajar la relación dialéctica entre necesidades, satisfactores y bienes económicos, como condición para la creación de formas de organización económica en las cuales las necesidades se vivan con plenitud desde la potenciación de los satisfactores mediante el uso de los bienes económicos.
“Lo que está culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales, sino los satisfactores de esas necesidades. Los satisfactores no son los bienes económicos disponibles sino que están referidos a todo aquello que contribuye a la realización de las necesidades humanas, los bienes son en sentido estricto, el medio por el cual el sujeto potencia los satisfactores para vivir sus necesidades.” (Manfred Max-Nef en Desarrollo a Escala Humana)
Las necesidades revelan el ser de las personas, en tanto este se torna evidente mediante ellas, en su condición dual de carencia y potencialidad. Si se las comprende en este sentido, no limitándolas al mero nivel de subsistencia, las necesidades reflejan la tensión siempre presente entre carencia y potencia inherente a los seres humanos.
En la medida que las necesidades crean compromiso, motivan e impulsan la movilización de las personas, adquieren dimensión de potencialidades, llegando incluso a ser recursos.
No se trata entonces de conjugar necesidades con determinados bienes y servicios que se supone que han de satisfacerlas, eternizando el asistencialismo. Se trata de relacionar las necesidades con prácticas sociales, modalidades de organización, modelos políticos, etc. que incidan en la forma de la realización de esas necesidades.
Claudio Brunori

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